Comunicaciones Técnicas de Café

Número 97 - Febrero 2019

Ramírez Caficultura desde Costa Rica

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¿Qué prioridades de investigación deben asumir las instituciones  cafetaleras ante los nuevos desafíos que enfrenta la caficultura?

Ing. Jorge Ramírez Rojas
Consultor Experto en Café

Introducción

No se puede negar que todo aporte de la investigación al conocimiento sobre la planta de café y el manejo del cultivo estará agregando información que puede resultar de interés para la propuesta de nuevas tecnologías y para el manejo de las plantaciones.

Sin embargo, es importante tener presente que la investigación en café por lo general requiere el desarrollo de proyectos a largo plazo que demandan una fuerte inversión de recursos que provienen del aporte de los productores, a quienes se debe el soporte de la estructura técnica y administrativa que conforma las instituciones cafetaleras en nuestra región.

Por eso es tarea impostergable para los responsables de tomar decisiones en esas instituciones, establecer prioridades para dar solución a los verdaderos problemas que afronta actualmente la caficultura, lo que demanda actuar con la firmeza necesaria para resolver cuáles líneas de investigación deben mantenerse y fortalecerse, y cuáles ya dieron su aporte de conocimiento útil, siendo lo más conveniente dar por finalizados esos programas.

 

Evaluación profunda de las líneas de investigación

Es necesario llevar a cabo un análisis muy serio de las líneas de investigación en desarrollo para definir con certeza los proyectos que se justifica sigan teniendo el apoyo por parte de las instituciones en razón de su importancia y expectativa de obtener resultados novedosos que permitan enfrentar con las mejores tecnológicas, los nuevos retos de la caficultura.

Hay que decirlo con claridad, las instituciones cafetaleras ya no están en capacidad de soportar el costo financiero que significa el desarrollo de experimentos que requieren años y años de seguimiento en el campo, para finalmente no aportar nada nuevo cuando se comparan los tratamientos evaluados.

Esta situación se da entre otras cosas, por debilidades en la propuesta de las hipótesis utilizadas en el planteamiento de esos experimentos y en la definición de los tratamientos apropiados para llevar a cabo los experimentos, también por querer resolver mediante el desarrollo de costosos ensayos lo que son simples inquietudes o curiosidades de la academia, y muy importante además, por falta de decisión oportuna para dar por terminados los ensayos que desde los primeros años del estudio, señalan claramente que no habrá efecto diferente entre los tratamientos, no obstante, se insiste en mantener los trabajos por muchos años, generando elevados costos para las instituciones.

Urge determinar para cada una de las investigaciones en desarrollo, si éstas cumplen la expectativa de evaluar tratamientos novedosos o si por el contrario son prácticamente más de lo mismo y por lo tanto de resultados esperables que no estarán aportando nuevos conocimientos, aunque si consumiendo presupuesto institucional que perfectamente podría ser utilizado en realizar investigaciones de mayor prioridad para el sector cafetalero.

 

¿Quiénes deben ser consultados para la priorización de los proyectos?

Los caficultores por su experiencia con la producción de café deben ser consultados para conocer cuáles son las prioridades de investigación que mejor pueden responder a sus necesidades de tecnologías para solucionar los problemas del cultivo en sus regiones. Para esto se necesita conformar un grupo realmente representativo de caficultores de los diferentes estratos productivos: pequeños medianos y grandes.

Esta etapa de encuentro institucional con los productores es la más enriquecedora de cara a lograr un verdadero acercamiento con la realidad de la caficultura de las regiones, sin embargo, para su organización, es indispensable apartarse del mecanismo tradicional de convocatoria utilizado hasta ahora donde normalmente participan siempre los mismos productores de café, entiéndase personas afines a los representantes del sector y a los funcionarios institucionales, lo que no propicia el análisis crítico y profundo que se requiere para llegar a las mejores conclusiones.

También deben ser consultado el sector de los beneficiadores, torrefactores y exportadores, para lo cual se deben realizar actividades específicas de análisis con estos grupos importantes para determinar cuáles son las principales características de los cafés que más conviene producir para satisfacer de la mejor manera posible la demanda de la industria y de los compradores.

Todo el sector debe ser convocado a participar para que sus representantes puedan expresar francamente sus inquietudes y cuestionamientos sobre el funcionamiento de la institución cafetalera, así como las propuestas para mejorar su gestión y los resultados que se espera obtener a partir de los programas de investigación en el cultivo.

 

Cuidadosa adopción de tecnologías foráneas

La decisión de adoptar tecnologías que se utilizan en otros países debe ser motivo de una profunda discusión técnica y análisis de oportunidad y conveniencia para la caficultura del país. Esto antes de tomar cualquier iniciativa para destinar recursos, desarrollar proyectos o crear la expectativa en el ánimo de los productores de que van a lograr resultados extraordinarios con su aplicación.

Son numerosas las malas experiencias ocurridas en regiones cafetaleras cuando en lugar de consultar la opinión técnica especializada para promover el uso de tecnologías importadas, se prefiere impulsar por obra del capricho de algún criterio influyente, el uso de tecnologías de escasa aplicabilidad en la realidad de la caficultura del país. Algunas de estas propuestas por su inviabilidad práctica simplemente no soportarían el análisis de una mínima discusión técnica sobre su posible implementación.

En estos casos resulta determinante la intervención y el compromiso que deben asumir los técnicos y expertos de las instituciones cafetaleras para señalar con determinación los inconvenientes e inconsistencias que claramente plantea este tipo de insensateces que ni siguiera deberían ser tomadas en cuenta para realizar pruebas de campo.

La adopción de tecnologías foráneas no depende simplemente de los resultados que éstas permiten obtener en su región de origen, sino de las características de la caficultura donde se quieran implementar, en aspectos tales como distancias de siembra, uso de sombra, manejo de la planta, además del tamaño de las fincas, topografía de los terrenos y disponibilidad de recursos económicos por parte de los productores.

 

Fortalecer programas de mejoramiento genético y fitopatología

Muchas son las razones técnicas y estratégicas que justifican para el mejoramiento de la caficultura, que los centros de investigación decidan priorizar la inversión de los recursos institucionales en fortalecer las líneas de investigación en las áreas de mejoramiento genético y fitopatología.

Es incuestionable la relevancia que tienen los trabajos en estas áreas de la investigación de cara al gran desafío que plantea el impacto del cambio climático, debido al daño causado por epidemias de plagas y enfermedades que ya comienzan a manifestarse debido a la vulnerabilidad que presentan las plantaciones de café a los cambios drásticos del patrón normal de temperatura y precipitación.

De ahí que la mejor manera de afrontar estos problemas sea la inversión de las instituciones en el desarrollo de programas de mejoramiento de plantas por medio de la genética y de protección vegetal para incorporar factores de mayor resistencia a los patógenos y los fenómenos climáticos extremos en las nuevas variedades por desarrollar.

Asumiendo el compromiso de optar por estas prioridades, la búsqueda de la diversidad genética en los bancos de germoplasma de café y el uso de la herramienta de la biotecnología para acortar los tiempos de las investigaciones, deben ser los pilares que sirvan para diseñar las estrategias y las acciones técnicas a seguir, y de paso justificar de manera correcta el uso de los recursos que con tanto esfuerzo aportan los productores para el sostenimiento de las instituciones cafetaleras.