Ante la reiterada opinión de personas vinculadas al sector cafetalero que insisten en señalar que la meta de la productividad en Costa Rica debe ser llegar de nuevo a 32 fanegas por hectárea; productores y técnicos de café nos han pedido nuestro punto de vista sobre el tema, el cual exponemos a continuación:  

Realmente la primera impresión es de sorpresa de saber que todavía al presente se insista en que 32 fanegas/ha es la meta que se debe alcanzar para lograr estabilidad productiva y rentabilidad en el cultivo de café, de ser así, ya desde hace mucho tiempo no existirían productores de café en Costa Rica, lo que afortunadamente está muy lejos de ocurrir.

Llama la atención que cada vez que se habla de que la caficultura de Costa Rica se encuentra estancada desde hace muchos años en un nivel de baja producción por falta de renovación de cafetales viejos; surge este tipo de opiniones que lo único que logran es confundir al sector cafetalero nacional, ya que se hacen sin ningún fundamento técnico ni estratégico, sin explicación razonable de cómo se podría lograr ese objetivo, ni mucho menos indicando con qué financiamiento y bajo qué tipo de organización o estructura se podría alcanzar esa meta.

Sostener que ha futuro en Costa Rica se puede llegar a una productividad de 32 fanegas/ha es tan ilusorio como imaginar que todavía existen los cafetales que estaban ubicados en las pequeñas mesetas alrededor de las ciudades de San José, Heredia y Alajuela.

Un escenario utópico de productividad

Siendo la realidad actual una producción de 1,9 millones de fanegas en 93.697 hectáreas sembradas de café (datos de ICAFE), la productividad entonces ronda las 20 fanegas por hectárea. Esto significa que para poder elevar la productividad a 32 fanegas/ha se necesitaría tener una cosecha anual promedio de 3,0 millones de fanegas.

Un volumen similar de producción no se logra obtener en el país desde la cosecha 2001/2002 que fue de 3.059.340 fanegas (dato de ICAFE), y es la cantidad aproximada de producción que se estaría requiriendo ahora para llegar a una productividad de 32 fanegas/ha. Ante esta realidad cabe preguntarse entonces; ¿y de dónde piensan que puede salir el millón y resto de fanegas que hacen falta para alcanzar esta meta en los próximos años?

Este simple ejercicio de proyección productiva parece que todavía no lo han hecho quienes insisten en pedir a los productores 32 fanegas/ha cuando más bien en su oportunidad, debieron haber tomado acciones diligentes y actuar con proactividad para buscar opciones viables y crear las condiciones necesarias para estructurar y poner en marcha un nuevo programa de renovación de cafetales en Costa Rica.

La base para impulsar un nuevo plan de renovación de cafetales

Un nuevo plan de renovación podría contemplar una meta de producción sostenida razonable de acuerdo con la situación presente no mayor de 2,5 millones de fanegas al cabo de cinco años, con un cumplimiento de renovación anual de 2000 hectáreas para completar un total de 10.000 hectáreas renovadas. Para esto se requiere gestionar y asegurar el apoyo financiero necesario para los productores a fin de que se pueda alcanzar la meta de renovación propuesta y también para la atención de los cafetales durante los tres primeros años que no van a tener producción en las áreas renovadas.

También se deben facilitar las semillas e impulsar la producción de almácigos con variedades mejoradas. Además, se necesita establecer convenios con las empresas distribuidoras de fertilizantes o gestionar algún tipo de subsidio que permita a los productores de café tener acceso a los abonos con precios más favorables.

Ojalá que la actual junta directiva del ICAFE en funciones ya desde hace más de un año, empiece a dar muestras de un claro interés por estructurar y llevar a cabo un nuevo plan de renovación de cafetales con metas claras y realistas, que finalmente pueda interesar a los productores de café y contribuir a lograr un mejoramiento significativo de la producción.

Mientras tanto, la permanencia de una anquilosada oficina de trámites de renovación de cafetales que todavía mantiene el ICAFE en sus instalaciones, parece ser el fiel reflejo de que la tarea aún no comienza.